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domingo, 2 de julio de 2017

INFORME DEL BANCO DE ESPAÑA SOBRE LA CRISIS (I)


Este informe fue presentado por el Banco de España en mayo de 2017. No es un documento aislado, pues el Banco de España tiene emisiones periódicas sobre diferentes aspectos. Parecería que dichos documentos no se los lee nadie, pero me temo que sí que son leídos, al menos por muchos de los
que desde sus despachos han tenido más o menos que ver con toda esta crisis que está viviendo el mundo.  Se puede descargar descargar desde aquí.   Lo que atrajo mi atención a este documento fueron los titulares de prensa, claro. “El Banco de España da por perdidos 60.000 millones de euros del rescate”. Yo desconfío de los titulares, así que me descargué el informe, comencé a leerlo, lo vi asequible e interesante y me lancé, a ver a qué conclusiones llegaba. Y encontré mucho más. Muuuucho más que ese titular.

                El informe está estructurado por capítulos, estudiando cada uno de ellos un periodo diferente de la crisis: época de expansión 2000-2007, inicio de la crisis 2008 -2011, recrudecimiento de la crisis 2012-2013 y el periodo actual, al que de entrada llaman “normalización de la situación y reforzamiento del sistema financiero”. No veas.
                En cada capítulo se hace un repaso de la situación internacional, de las medidas legislativas tomadas por los gobiernos europeos, por el de España y las labores de control del Banco de España.
                Podría extender esto mucho, pero prefiero remitiros al texto.  Sí quisiera dejar aquí las conclusiones de mis lecturas.
CONCLUSIÓN I:  LA NORMATIVA BANCARIA DEBE DE SER DURA Y EXIGENTE,  O LA PARADOJA DEL MUERTO EN EL SALÓN
                En la introducción a los años previos a la crisis, el informe concluye que el mercado financiero se había globalizado y había incorporado productos muy novedosos, como los estructurados (¿los recordáis? Se habló mucho de ellos durante los primeros años dela crisis. Se trataba de paquetes de hipotecas de diferentes riesgos, mezcladas, que se vendieron y revendieron). Además, gran parte de esas inversiones se volcaron en el sector inmobiliario, cuyos riesgos no fueron debidamente percibidos.

Un muerto en el salón
Cuando era estudiante en Granada compartía la habitación con mi primo, que estudiaba Derecho. De vez en cuando hablábamos de conceptos legales. Creo que aprendí mucho de aquellas charlas. Fue durante aquellos años cuando se me ocurrió la paradoja del muerto en el salón. Consiste en lo siguiente: una persona entra en salón y deja un revólver descargado encima de la mesa, tras lo cual se va de la habitación. Entonces llega otro, ve el revólver y recuerda que en su bolsillo tiene una bala, así que la deja puesta en el tambor, pero coloca el seguro, claro, y se va. Entonces llega un tercero, ve el revólver y le quita el seguro, y se va. Entonces vuelve el  cuarto, se sienta, ve el revólver, le pregunta al primero, que está en la otra habitación, si está descargado, este dice que sí, se pone tontear  y se pega un tiro en la cabeza él solito.

                Observemos que ninguno de los implicados ha hecho nada ilegal.  Imprudente, tal vez. Pero no ilegal: Uno tenía permisos para tener armas, igual que Dos, que por esto tenía una bala. Tres sólo tocó un resorte, y Cuatro sólo estaba haciendo el tonto. Pero el resultado es que tenemos un muerto en el salón. Uno irrecuperable.

                Pues la crisis fue algo así. Me hace gracia la forma de redactar que tiene el Banco de España. Fijémonos en la frase del capítulo 1 en la que se habla del panorama general antes de la crisis: “[…] puede afirmarse que las políticas monetarias de los principales bancos centrales resultaran probablemente demasiado laxas, contribuyendo así a la acumulación de los desequilibrios mencionados”. Es decir, después de decir que los bancos comenzaron a tomar riesgos poco sensatos, que se inventaron productos financieros que se evaluaron mal por las agencias de rating y que se vendieron y revendieron en una orgía de avaricia, el problema fueron las “políticas monetarias de los bancos centrales”.  Es decir, la gente que provocó la crisis no es responsable, a ojos del Banco de España. ¿Tiene lógica? Pues yo concluyo a que sí.  Quiero decir, que entiendo la lógica del BdE al afirmar tal cosa, no que esté de acuerdo. Porque veréis, si estudiamos el caso agente por agente, todos hicieron su trabajo. Pero al final, tuvimos un muerto en el salón.
         
       En efecto, los ejecutivos de los bancos hacían aquello por lo que se les pagaba, que era vender financiación. Las agencias de rating estudiaron los estructurados y dieron sus comentarios, procurando mezclar hipotecas dudosas con las menos dudosas para repartir el riesgo. Los brokers pusieron en circulación esos activos. Los fondos de inversión se lanzaron a comprarlos para mejorar su rentabilidad y hacer ganar dinero a sus clientes, etc. Joder, todos eran gente de éxito, con bonus, coches, incentivos. “Lo estamos haciendo de puta madre”.  Los bancos centrales supervisaban a los bancos en función de unos índices que, ahora se ve que eran incompletos y no tenían en cuenta los riesgos, pero entonces era la normativa, y se cumplía. Ninguno de ellos hizo nada ilegal. Imprudente sí, tal vez, pero no ilegal. ¿Lo pilláis? Sí. Muerto en el salón.

                La paradoja del muerto en el salón nos enseña que es posible que algo salga rematadamente mal sin que ninguno de los participantes haya hecho algo tan rematadamente mal. Y es un fenómeno al que nos enfrentamos a diario. Yo lo veo mucho en mi trabajo, (donde tengo que coordinar el trabajo de muchos especialistas) y la solución que he encontrado es la normativa. Desarrollar la normativa y exigir su aplicación. Y en mi caso funciona.

                Pues esa es mi conclusión: el problema se generó cuando a la connatural avaricia humana no fue controlada con la legislación. Y aquí es donde los economistas y políticos liberales tienen su parte de responsabilidad, porque insistieron en que la normativa financiera fuera laxa. Eso de que el mercado sin normativa se equilibrará ha resultado una falacia brutal, y la razón es muy sencilla: cuando uno puede beneficiarse a costa de perjudicar a otros, lo hará. Es más, será premiado por ello, porque nuestra sociedad, e incluso la Naturaleza, se rigen por esa simple ley.  Y aquellos que han sido despojados, además, serán castigados.  ¿Recordáis aquella famosa escena de “Una mente

¿Dinámica rectora o ciencia ficción?

maravillosa” en la que Nash vislumbra la mejor solución para que todos pillen con las chicas esa noche? Pues, ciencia ficción. Los animales de la selva de los mercados nunca harán nada que sea “lo mejor para ellos y lo mejor para el grupo”. Y no lo harán porque hemos creado unos valores en nuestra sociedad que fomentan esa lógica implacable.  ¿Sabéis lo que creo que hubiera pasado en esa escena? Pues que uno de los "listos", cuando los demás estuvieran con las morenas, iría a por la rubia. Pero, claro, los otros ya sabrían que eso iba a ocurrir, y no permitirían que esa posibilidad existiese, por lo que la solución de Nash no se hubiera podido aplicar, porque a nadie le gusta quedar como tonto. Mejor que todos pierdan.
Porque en un sistema complejo, para que no haya leyes, hace falta autorregulación. La autorregulación requiere pactos tácitos. Leí un artículo sobre eso (no recuerdo donde): la democracia requiere no solo leyes, sino acuerdos tácitos entre las partes. Los muchachos podrían haber pactado que nadie iría a por la rubia, y si hubieran hecho eso, hubieran pillado. Pero los pactos tácitos no satisfacen a los accionistas. La lógica del mercado competitivo difícilmente aceptará reducir beneficios en aras de un bien común. El CEO que defienda eso será inmediatamente despedido en la lógica mercantil actual. Por eso, opino que la mejor protección que tenemos son las leyes.  El mercado es la selva, pero las leyes de la selva las pueden dictar los gobiernos La autorregulación requiere acuerdos tácitos, y nadie quiere renunciar "a la rubia".
Porque al final, nos encontraremos frases como las que escribe el Banco de España: “La política monetaria fue laxa”. No encontramos afirmaciones como "la estrategia bancara era claramente arriesgada y negligente", o "asumieron planteamientos absurdos como el de que el precio de las casas no puede bajar" o "dieron hipotecas a gente que no podía pagarlas".  Esa gente de los bancos  se excusará diciendo que hicieron lo que les permitía la ley hacer. Vamos, que si los legisladores no ponen coto, nadie lo hará. 
Seguiremos en la siguiente entrega...

4 comentarios:

  1. Excelente artículo, me haré habitual de tu blog.

    Dejo una "reflexión":

    Harry Rey (…) era un bribón, un oportunista, un luchador implacable y un peligroso conductor de negocios por encima del límite de velocidad. Puesto que decirlo todo llevaba demasiado tiempo, lo calificaban de exitoso empresario

    Therry Pratchet

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  2. Muchas gracias por los ánimos. Ese Pratchet era un genio.

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  3. Muy interesante.. Y muy acertada esa teoría del muerto en el salón. Al principio de la crisis en documentos te vi un reportaje donde se veía como arranco la crisis, si te interesa el tema te lo recomiendo

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Mientras mi metro va llegando a la parada donde me bajo para ir a trabajar, levanto la mirada de la libreta donde garabateo estas letras....